En el preludio de verte vibrar
con el antifaz para que no descubras la
presencia,
en la congoja que atrapa ese pudor
en el recinto violeta del arco iris que te
sobrevuela,
apenas en la esquina de ese color, de ese sólo
color.
Cuando cae estrellada la primer hoja,
ese baile de descenso tan similar al vuestro,
cuando apretad mas leve y plácido el sol
y esa mirada os ponga más veloz,
más
extranjera, impermeable
como esa brisa seca y áspera que viaja
por la rendija de la puerta ,
como venida del cerro,
del alud de aquellos besos.
En el ocaso de los temblores
cuando el río menos carga bate,
cuando el brillo de la bala dé su encanto,
cuando el zapato se quiebra agotado,
cuando la percha nada sola en el vacío
y debajo de la cama
y las colchas ya son escasas, ya son socorros…
precisan la salud de ojos sanos ,
de esos besos mansos ,
de esa niebla de verano .
En la blasfemia de este réquiem,
en el poniente de esta madrugada,
en el naciente del otoño,
en el fresco del sillón del patio
y el umbral solo por verle bajar del cerro,
del arco iris,
del fuego de sus alas ,
de las sabanas ,
y de la silueta que de estas hojas,
de esta
pagina ,
de esta casi nada …
veo pasar las primeras brisas en la ventana
y el aire fresco que la ausencia, emana .
charly bonora . Marzo 2013
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